jueves, 28 de julio de 2016

Cartas para Lucía

Tu sola presencia espanta mis demonios. Con el simple hecho de estar ahí ahuyentas cada fantasma que me aprieta fuerte. Porque tus brazos aprietan más. Aprietan mejor. Tú, que eres toda luz, como un sol, alumbras cada rincón de mi existencia. Sin dejarte nada. Ni una sombra. "Te juro que es verte la cara y mi alma se enciende". Mi niña, ojalá pudiera explicar lo que siento cuando te tengo justo enfrente, con cara de "estoy tramando algo, ¿estás preparada?". Por más preparada que esté, siempre, siempre, siempre me vas a sorprender. Con un abrazo que me derrite. Con un beso que me deja con cara de "Nina, ¿que te pasa?". Con un masaje de "sé que estás cansada de subirme para que vuele, pero si te masajeo la espalda ya tienes fuerzas, ¿verdad?". Con un "¡choca surfera!, que se te va la ola...". En fin. Miles y miles de posibilidades entre tu ilimitada capacidad de hacerme feliz. ¡Feliz! Qué fortuna en los tiempos que corren sentir felicidad. Que fortuna tenerte. Tú me salvas, mi pequeña gran wonderwall.

Plus que ma propre vie.