lunes, 30 de mayo de 2016

Mina de oro

Eres mi mina de oro. Nunca nadie regaló tantos momentos, tan valiosos que no se pueden siquiera tasar.
Eres mi mina de oro, me has regalado tantos valiosos momentos que son imposibles de tasar.
Ni el mayor de los tesoros te puede alcanzar. Nadie es capaz de crear mejores momentos que tú, y, precisamente, los momentos son los mayores tesoros que pueden tener las personas que han alcanzado un nivel de querer, de sentir superior.
Mi mina de oro.

Te quiamo.

Raíces

Hemos echado raíces la una en la otra.
Raíces que son ya tan profundas que nos necesitamos para vivir.
Sí, vivir, que no es lo mismo que sobrevivir.
Porque si nos arrancaran la una de la otra, estamos tan profundamente arraigadas en lo más hondo de nuestro ser, que nos llevaríamos demasiado de la otra.
No lo suficiente para morir, sobreviviríamos.
Nuestros corazones seguirían latiendo.
Seguiríamos respirando.
Pero si lo suficiente para cambiar.
Para no volver a ser quienes somos.
Para que sí que muera nuestra esencia.
Para cambiar todo, absolutamente todo lo que somos.
Porque soy lo que soy por lo que has aportado en mi.
Porque yo también te he enseñado muchas cosas.
Por ello, a veces,
yo fui la maestra
y tú
fuiste la aprendiz.
Aunque eso la gente no lo entienda.
Porque yo también soy profesora y tu alumna.
Porque eres mi mejor profesora y yo soy tu mejor alumna.
Porque eres mi mejor amiga.
Sí.
Y se queda corto.
Todo, absolutamente todo, se queda corto.
Mi bolita de cristal.

TE QUIERO IGUAL QUE AYER PORQUE MÁS ES IMPOSIBLE

Nada te puedo dar, no hay nada bueno en mi.
Sin embargo, tú me lo das todo a mí, brujita.
Incluso sin saberlo.
Tu forma de decirme que te importo.
La forma de introducirme en tu vida.
La forma en que me dices "te quiero". Esa forma. Esa.
Que me digas sin hablar que me quieres con locura.
Esa que no cambiaría ni por todos los "te quiero" de mundo.
¿Cómo podría arriesgarte a ti ante nada?
No. Jamás lo haría. Así de simple.
Cada vez que oigo a personas hablando sobre la inexistencia de la amistad verdadera e incondicional pienso en ti y me río de pura felicidad.
En serio.
Total y completamente pura.
Porque lo que yo te quiero es completamente inmenso.
Eterno.
Infinito.
Tanto que ni yo misma soy capaz de alcanzar a saber hasta qué punto perdería de mí misma para dártelo todo a ti.
Todo.
Completamente todo lo que tengo y lo que no tengo.
Y me da miedo lo tanto que te llego a querer, porque no sé qué cosas horribles o maravillosas estaría dispuesta a hacer por ti.
Lo que nos mantiene unida es… inexplicable.
No existen palabras que yo pueda usar para explicar lo que nos mantiene unidas.
Amigas.
Juntas.
Abrazadas.
Estando.
La una para la otra.

Incondicionalmente.

Tu inmensidad es inalcanzable con cualquiera de los sentidos que la mires.
Te adoro.

Siempre lo haré...