Entre tanto ajetreo de gente y coches ahí estás siempre tú. A la ligera y con prisas. Pero me ves. Y te paras. Mirándome. Viéndome. Y te siento ahí. Te miro. Viéndote. Transmitiéndonos serenidad y energía. Si no tienes una sonrisa yo te doy una de las mías. Si necesito una mano tu me das tres. Te quiero.
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