jueves, 31 de marzo de 2016

Maquillaje para el alma

A veces se hace algo cuesta arriba ser diferente, y lo sé de buena tinta. No ser como el prototipo, guapa y con tipazo, de ese tipo que consigue tener el mundo a sus pies con su resplandeciente sonrisa y su figura despampanante. Pero bueno. Guapas carcasas que no hacen que la gente se aparte nada más verlas, pero que lo hacen cuando abren la boca. Lo único que tienen esas mujeres es apariencia, ropa cara y masajista a domicilio. El mundo está plagado de cretinas presumidas como ellas. Y lo que le hace falta al mundo es más gente con esencia, íntegra, sin dobleces. Cualquiera puede conseguir la fachada que le de la gana: una buena sesión de maquillaje y ropa de marca, eso hace milagros. Pero aún no se ha inventado el maquillaje para el alma, que es lo que necesitan la mayoría de los mortales. Por eso me acerco a ti. A personas como tú. La belleza exterior, como ya he mencionado, puede tener solución o, al menos, remedio. Pero la belleza del alma va intrínseca, no se puede disimular, no se puede tapar, ni se puede aparentar ser lo que no es. Sin embargo, tampoco se puede esconder, cuando un alma irradia luz como la tuya, cuando brilla por sí sola, no se puede tapar, no se puede evitar. No te preocupes por las apariencias, esas no suelen ser lo que parecen y, además, tienen fecha de caducidad. Y tu alma no se deterioraría ni después de morir. Por eso te quiero.