viernes, 18 de noviembre de 2016

Neuropsicología cognitiva

Me he dado cuenta de una cosa. Que se acaba el tiempo. Que vivimos en nuestro mundo de fantasías donde la vida es sana. Donde nada falta y que siempre hay un "mañana". Y ahora que estoy tomando conciencia del millar de cosas que pueden hacer que desaparezca tu vida, no puedo evitar amarla más. Leer un libro. La magia que ocurre en el cielo cuando el sol entra o sale del horizonte que tenemos delante y ni siquiera nos paramos a mirar. Las estrellas que nos perdemos por quedarnos en casa otro día más. Un café amargo y frío con un amigo. Ver una obra de arte. Ver tu favorita. Reconocerla. Cruzarte por la calle con un niño que se ríe a carcajadas y ver que ese sonido hace feliz a ocho personas que lo están mirando. El viento en la cara cuando alzas la barbilla yendo en bicicleta. El brillo de los ojos de unos abuelos cuando sus nietos van a verlos. Que tus abuelos aún te recuerden. Que digan el nombre de todos tus primos pero al final recuerden el tuyo. Que estén vivos. Ir a almorzar con tus amigos. Enfadarte. Reconciliarte. Conocer a alguien. Enamorarte. Desenamorarte. Que te dejen. Dejar. Volver. Marcharse. Hacer el amor. Ver una película en invierno. Ir dando saltitos para tocar solo las locetas de cuadritos. Abrazar. Tu familia en navidad. La mañana de Reyes. Y la noche. Causar una sonrisa. Mejorar un poco la vida de alguien. Viajar. Soñar. Imaginar. Creer. Tener ganas. Poder. Reconocer a tus seres queridos. Poder leer un "te quiero" que hay en el posit de la nevera. Acordarte de decir "lo siento". Recordarle a alguien que le echas de menos o, al menos, acordarte tú misma de esa persona. "Te necesito". "Ayúdame". "Gracias". "Te amo". Una llamada. Una mirada especial.
¿Estás segura de que podrás hacer eso mañana? ¿Que sabrás decirlo?
Nadie sabe.
Un accidente de trafico. Una encefalitis por herpes. Un tumor cerebral. Una operación que sale mal. Un golpe. Una caída. Y de pronto se acabó. Todo lo que eras se fue con aquello que te lo quitó. Todos los años guardando recuerdos, esforzándote por llegar a donde estás. Y de pronto, paf. Ya no hay nada. Lo que tan difícil fue, a dónde tanto te costo llegar, se esfuma. Todo es demasiado efímero. Y solo hace falta un segundo. Un aneurisma. Un ictus. Un tropiezo tonto. Quedarte dormida conduciendo. No mirar al cruzar la calle. Cambiar la radio. Tomar drogas. Beber alcohol. Quedarte en casa. Todo causa pérdida. Todo causa dolor. Todo causa rabia, impotencia, nostalgia. Todo limita. Todo te lleva a 0 en el marcador y con mayor dificultad.
Empezar de nuevo con mil limitaciones. Pero, con ayuda, conseguirlo.
Piénsatelo
Neuropsicología cognitiva.
Gracias P.