lunes, 19 de octubre de 2015

La rutina es maravillosa

La cosa es que la rutina no es eso que pensamos que es. La rutina es comprendida como algo malo, aburrido, eso que no queremos que llegue. Qué triste...
La rutina no es eso. Es algo maravilloso. Es luchar cada día por tus sueños. Es levantarte un lunes por la mañana con una sonrisa y pensar: "¡por fin ha llegado el día!". La rutina no tiene la culpa de que los domingos sean el peor día de la semana. De que los domingos por las noches pienses que se acabó lo bueno. Los domingos deberían ser los días que se disfrutan, los días de la impaciencia. Esos que pasas pensando "mañana por fin".
La rutina no es solo lo que haces. Va mucho más allá. Es ver todos los días a las personas con las que compartes tu vida. Hablar con las personas que te importan.
La rutina de sus ojos, de su risa. La de los "te quiero", los abrazos, las sonrisas. La rutina es maravillosa.
Mi rutina es maravillosa.
Cada día, por muy malo que sea, tengo la suerte de estar rodeada de unos compañeros maravillosos que poco a poco se van convirtiendo en amigos de verdad. Tengo la suerte de tener a tres flores increíbles que me alegran cada rato amargo.
También tengo la suerte de tenerlas a ellas, a mis tres tesoros, a la familia que he elegido. A mi brujita, que me conoce más que yo, la única persona a la que no puedo engañar: es bruja. A mi trocha, siempre pendiente, siempre con sus cosas, con nuestras cosas. La mayor productora de sonrisas que conozco. Y mi avispita. Siempre al pie del cañón, con su lucha y con la mía, con sus detalles. La suerte de tener a la niña de mis ojos, mi pequeña, ese "Nina" que me tiene loca, y al pequeño ranita.
Tengo la suerte de tener a mi madre, a la que le hago las ensaladas de pasta y se las dejo en el frigorífico con un posit, la que hace que me acuerde de ella en todo momento porque la huelo en todos mis pañuelos, esos que se apropia y en los que deja su perfume. Tengo la suerte de tener a mi padre, siempre empujándome a ser la mejor versión que puedo llegar a ser. Aunque sea discutiendo. Tengo la suerte de tener a dos hermanos que son mi vida. Aunque me den unos sustos de muerte, o se queden con los caramelos o las croquetas que me traen mis maravillosas abuelas.
Tengo la suerte de tener en la otra punta de España a mis titos gallegos, dos personas especiales que me han ido viendo crecer y se han ganado mis recuerdos y mis pensamientos.
También tengo la suerte de tener a dos joyas en Corrales, dos joyas que puede que no vea todos los días, pero sí que pienso en ellos, sabiendo que en mi corazón tienen posesión de una parcela importante de mi amor.
Tengo una familia enorme, una madrina que ya quisieran muchos,  un abuelo que estoy segurísima que fue el que inventó los chistes.
Tengo la suerte de venir de un lugar del que jamás podría olvidarme. Siempre presente en todo lo que hago, esas torres blancas que guardan a personas que son pura magia y emoción. Mi origen no puede ser mejor. Por eso me encanta volver de vez en cuando.
Tengo la suerte de haber encontrado mi camino, de luchar cada día por ser lo que quiero ser, por la persona en la que me quiero convertir. Por las cosas que quiero hacer. Por las personas a las que quiero ayudar. Por los niños a los que quiero salvar.
Tengo la suerte de ver los atardeceres que regala el cielo. Los arcoíris que regalan las tormentas. Los amaneceres que regala el sol. La magia de las nubes, de los pájaros,  de la luna y las estrellas.
¿En qué momento se me puede ocurrir que salir de la rutina me haría más feliz?
La rutina es maravillosa.
Mi rutina es maravillosa.